Si te preguntas en qué medidas la crisis de la pandemia está cambiando los hábitos de consumo con respecto a los servicios de banca y seguros, tenemos la respuesta.
A principios de 2020 Capgemini, consultora francesa, encuestó a más de 11.200 consumidores en once países y las principales conclusiones fueron:
1. Incremento de pagos digitales.
El cierre de muchos establecimientos y el miedo a que el dinero efectivo sea un vector de transmisión de la enfermedad ha incrementado el pago digital. Un 47% de los españoles consultados afirma haber aumentado el uso de sus pagos digitales y un 48% afirma que seguirá haciéndolo. Cabe destacar que sin importar la edad, ya que todos los segmentos han elevado su uso respecto a momentos antes de la pandemia.
2. Como consecuencia, aceleración en la adopción de los canales digitales.
Las oficinas físicas mantendrán su relevancia pero sí es cierto que se ha acelerado la adopción de los canales digitales (app. página web, asistentes virtuales…)
No obstante, las entidades trabajarán por flexibilizar los procesos de alta, firmas electrónicas y los contratos digitales, al igual que educar a los clientes en el uso seguro de los canales digitales.
3. Mayor interés por contratar seguros de todo tipo
Debido al momento de crisis, el consumidor muestra preferencia por ahorrar e invertir con bajo riesgo. El interés de los españoles en las inversiones socialmente responsables aumentará.
Además se observa un interés por los seguros. Aumenta el interés por los seguros de Salud, Vida y Multirriesgo. Concretamente en el caso de España, las personas se centran más en el ramo de Vida. La demanda de una mayor cobertura ante los riesgos emergentes supondrá más capacidad de anticipación y de configuración de productos a las aseguradoras para subsanar las brechas de cobertura.
4. Sensibilidad hacia el servicio, la forma en la que se es atendido.
En estos momentos las emociones juegan un gran papel en su toma de decisiones y lealtad. El estudio realizado por Capgemini señala que existe una correlación directa entre la edad y la fidelidad; colocando a los mayores como los más fieles. Por lo tanto el uso de nuevos proveedores es notablemente más alto en los segmentos más jóvenes, de 18 a 35 años.